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Thursday, December 14, 2006

Grecia Moderna: Ocupación otomana


Los turcos otomanos controlaron la Grecia peninsular dese el siglo XV, pero algunas islas permanecieron bajo la soberanía de Venecia hasta el siglo XVIII. Durante la dominación turca, los griegos pudieron conservar sus características nacionales y practicar su religión mediante el pago de un impuesto especial. Los turcos confiscaron algunas tierras para repartirlas entre sus funcionarios civiles y religiosos. En otros casos respetaron las posesiones de los antiguos propietarios. En las costas, los griegos se especializaron en el comercio, y en Estambul se formó una potente burguesía comercial que influyó en el Gobierno otomano, llamados los fenariotas (ya que provenían de un barrio estambuliota denominado Fener).
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se sucedieron las insurrecciones de los helenos, que se multiplicaron en los períodos en que Turquía se enfrentaba con alguna potencia europea. En el siglo XVIII la decadencia del Imperio otomano favoreció la formación de grupos de bandoleros y piratas, que se convirtieron en los primeros núcleos del levantamiento nacional. A finales de ese siglo, algunos griegos emigrados organizaron sociedades patrióticas para preparar el alzamiento. Estos emigrados propagaron con éxito en Europa los ideales del nacionalismo griego.

Grecia medieval: Incorporación de Grecia en el Imperio bizantino


Desde la división del Imperio entre Arcadio y Honorio (395), Grecia formó parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, cuya base cultural fue helénica. Las invasiones de pueblos germánicos y eslavos modificaron la composición étnica de la población. Numerosos pueblos eslavos se establecieron en las zonas montañosas, mientras que los griegos se refugiaron en las costas y en las islas. Estos eslavos fueron lentamente helenizados.
En el siglo VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas. En el siglo X los emperadores lograron detener el avance de los árabes por el sur, y el de los búlgaros por el norte. Desde finales del siglo XI hasta mediados del siglo XII, los normandos saquearon varias veces las costas. Estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de tipo feudal. Los emperadores, para hacerles frente, pidieron ayuda a la República de Venecia, a cambio de la concesión de una serie de ventajas comerciales. Durante la Tercera Cruzada, Chipre fue conquistada por Ricardo Corazón de León. En la Cuarta Cruzada se fundó el Imperio Latino de Oriente (1204-61) y Grecia fue dividida en una serie de principados controlados por nobles francos. Las luchas entre francos y bizantinos fueron aprovechadas en los siglos XIII y XIV por Venecia y Génova, que se apoderaron de varias islas griegas. La división entre los principados francos favoreció a la aristocracia bizantina, que poco a poco fue recuperando la mayor parte del territorio griego. En el curso del siglo XV, Grecia cayó bajo el dominio otomano.

Thursday, December 07, 2006

Dominación romana


Desde mediados del siglo II adC Grecia se convirtió, de hecho, en un protectorado romano, y la mayoría de las ciudades griegas pagaron tributo a Roma. En 88 adC, con el apoyo de Mitrídates, rey del Ponto, los griegos se sublevaron contra Roma, pero el levantamiento fracasó. Durante la época de las guerras civiles Grecia fue escenario de las luchas entre las distintas facciones romanas que querían hacerse con el poder. En la época Imperial se mantuvo la influencia cultural griega, pero los núcleos de expansión económica de Oriente se polarizaron en las provincias romanas de Asia. Éste período de relativa prosperidad fue interrumpido en el siglo III por las invasiones de los bárbaros. Paralelamente, la sociedad griega evolucionó hacia formas sociales y económicas de tipo feudal.

Dominación macedónica y helenismo


El reino de Macedonia, situado al norte de Grecia, había permanecido durante siglos aislado políticamente de los restantes estados griegos, aunque muy influido culturalmente por éstos. A mediados del siglo IV adC el agotamiento y división de los griegos proporcionó a Macedonia la oportunidad para intervenir e imponer su hegemonía sobre la Hélade. Ello fue obra de Filipo II (hacia 382 adC a 336 adC), quien, tras derrotar a los griegos en la batalla de Queronea (338 adC), les forzó a agruparse bajo su caudillaje en la Liga Corintia.
El hijo y sucesor de Filipo II, Alejandro, antes de partir para la conquista de Persia, tuvo que reprimir una sublevación de Tebas y Atenas y dejar al mando de Antípatro un ejército lo bastante fuerte para sofocar los alzamientos que pudieran producirse en su ausencia. Después de la muerte de Alejandro, Atenas intentó recuperar la independencia; al movimiento de liberación se adhirieron numerosas ciudades de la Grecia central, del Peloponeso y de Tesalia, pero fueron derrotadas por Antípatro en Cranón (322 adC). Los territorios del Imperio de Alejandro se fragmentaron en varios estados, entre ellos el de Macedonia, que siguió manteniendo su hegemonía sobre Grecia. Los griegos no cesaron en sus intentos de sacudirse del yugo macedónico; a este fin se organizaron las Ligas Etolias y Aquea, que libraron a Atenas de la tutela macedónica. No obstante, las dos Ligas se debilitaron progresivamente a causa de sus guerras y luchas sociales interiores.

El siglo prealejandrino

Las ciudades griegas sometidas antes a Atenas vieron que la tiranía impuesta ahora por Esparta resultaba más dura. Por ello, en 403 adC estalló un alzamiento general, que derrocó el régimen de los Treinta Tiranos y restableció la democracia en Atenas. El movimiento antiespartano era capitaneado por Tebas, que contaba con el apoyo de Atenas, Argos y Corinto (Guerra de Corinto, 394 adC a 387 adC). Pese a que los aliados fueron derrotados en la batalla terrestre de Coronea (394 adC), la decisión estratégica de la lucha se solventó en el mar, donde aquéllos destruyeron la flota espartana en Cnido (394 adC). Esparta, que veía peligrar su hegemonía, pidió ayuda a los persas, y la intervención de éstos obligó a los aliados a aceptar la Paz de Antálcidas (386 adC). A consecuencia de esta paz, Persia se anexó las colonias griegas de Asia Menor y cerró a Atenas toda posibilidad de rehacer su antiguo Imperio marítimo, mientras que reconocía a Esparta su papel de rectora de la Liga del Peloponeso. De hecho, este tratado impuesto atestiguaba la debilidad política del mundo griego, que se sometía a las directrices persas.
Más tarde Esparta pretendió imponer gobiernos oligárquicos en diversos estados, lo que provocó un nuevo levantamiento de Tebas, que esta vez fue coronado con el éxito. Persia, a causa de sus problemas interiores, no pudo acudir en auxilio de los espartanos, los cuales fueron derrotados en Leuctra y, definitivamente, en Mantinea (362 adC).

Guerra del Peloponeso


Las negociaciones entre atenienses y espartanos no habían hecho más que aplazar unas hostilidades casi inevitables. Entretanto, todos los estados griegos vivían bajo la órbita de Atenas, que se les imponía por su poderío económico. En tales circunstancias, Esparta supo aprovechar el particularismo de los componentes de la Liga Ática, que deseaban librarse de las apetencias absorbentes de Atenas, y les incitó a la sublevación. El enfrentamiento armado entre Corinto, aliada de Esparta, y Corcira, confederada con Atenas, lanzó a ambas potencias a la lucha (433 adC).
Esparta contó a lo largo del conflicto con el apoyo del Partido Oligárquico ateniense, que veía en la guerra la forma de recuperar el poder. Por desgracia para Atenas, la peste, procedente de Asia, se cebó entonces en la ciudad, acabando con numerosos elementos del ejército, entre ellos al propio Pericles (429 adC). La lucha fue ya desde un principio desfavorable a Atenas, que vio derrotadas por los espartanos a las ciudades aliadas de Platea y Argos, así como su propio ejército en la batalla de Anfípolis (422 adC). Como un episodio de la Guerra del Peloponeso cabe considerar también la fracasada empresa siciliana que Atenas emprendió contra la poderosa Siracusa (415 adC a 413 adC). A pesar de las victorias navales de Atenas en Cícico (410 adC), su flota fue completamente destruida por la espartana en la batalla de Egospótamos (405 adC) y tuvo que rendirse. Los espartanos derogaron en todas las ciudades de la Liga Ática las instituciones democráticas, sustituyéndolas por los gobiernos aristocráticos; en Atenas instituyeron el gobierno de los Treinta Tiranos, famoso por su crueldad.